Me encantas. Ya lo sabes pero no me crees.
Quedan horas para verte y que me acaricien las mejores sensaciones del mundo: tu tacto y tus besos, tus abrazos a los que me gustaría otorgarles un rango divino.
Quiero que no te vayas. Quiero que nunca deje de ser ese día en el que veré tu sonrisa al vernos.
Quiero que no acabe el día. Quiero amarte como si fueras a morir mañana conmigo.
En realidad solo morirá este día. Luego te irás.
Y moriremos. Ya no seremos ninguna historia.
Serás un hecho real en mi mente. Y en la tuya. Pero no existirá ni el rastro de nuestros pasos. ¿Quién va a recordarlo si no nuestras manos apretujándose?
Quiero probarte que sabría amarte si estuvieras siempre aquí.
Ojalá no acabes nunca. Que no terminen los saludos con besos de desayuno. Que jamás vivamos para el adiós.
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