No diré jamás que vaya a suceder. Tampoco que sea imposible. Pero prefiero estar aquí, en mi sillón negro, pensante; todo, barroco.
No hay más verdad que la muerte y el tiempo. Él nos acogió como condición para la vida.
Una triste viola suena y se oye desde mi corazón. No fuera. Sólo es dentro de mi alma sin música...sin gracia. Sin nada que la haga iluminar.
A fuera, los jardines son de espinas de Cristo. Suenan voces apagadas con susurros desgarrados. Yo de negro observando la creación viva....en honor de los que mueren por dentro.
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