Hoy el vaso de Whiskey le miraba resentido.
Un bar de carretera. Cálido. Huele a soledad, a silencio y al tabaco que sostenía el muchacho del traje.
Estudiaba derecho. Pero estudiaba triste, pero con tristeza lo hacía todo menos dormir.Pero ya empezaba a verse reflejado en la copa con una cara de facha capullo demasiado grande. Soltó el cigarro con mala leche y suspiró.
No es tan fácil ser joven. Ni siquiera niño. Cuando él era un criajo, todo iba bien, pero cuando la mayoría de cosas no las sabes y fallas, te frustras. Es como si se parase tu mundo sin errores y juego.
Ahora que tiene 20 años...la cosa, evidentemente, fue a peor.
Desde los 16 años sabe qué estudiaría. Derecho y criminología, quizás teología y chino. En resumen, sacarse partido así mismo.
No es tan fácil ni proponérselo, ni hacerlo. Probablemente si quiera es intentarlo. Hay que quererlo de verdad. Pero no sólo una carrera. Hay que saber qué se hace, por qué se hace.
Y sí, sabe que es un chaval silencioso, que sabía dominar sus pasiones y que hacía las cosas de verdad. No era un filósofo. Pero era fiel así mismo, que considera que es lo mejor que puede aspirar. La verdad, si algo sabía de su reflejo en ese vaso de sabor fuerte y desahogo con moderación es que sabía a quién miraba.
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