Domir es morir un poquito.
Descansar al lado tuyo
es un soñar sin ojos cerrados.
A veces, sin embargo,
creo que duermo cuando reposo a tu lado
rozando tu brazo
no es más
que estoy muriendo un poquito,
soñando con aquel mundo del que nos convencen
tan pequeños tras perecer,
el Cielo,
la salvación,
o como prefieras llamarte.
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