Las iras de Aquiles se apoderan de mis lenguas. Las musas gritan horrorizadas. El dios de la Muerte abraza con deseo a tu persona a la que maldigo.
Me has abandonado y muy a tu pesar pagarás por ello.
Juro que no saldrás de esta más que con el beso de la postrera sombra
Odio sobre mis ojos negros de cólera y tu engaño...
Te aborrezco más que el universo sin poder morir por ser infinito.
Nada que no pueda descansar odiará verse cómo se apaga en un espejo.
Los inmortales son desgraciados.
Ven sus caras morirse por fuera y sus adentros tan corrompidos.
Espero que no mueras jamás en el mundo físico
Ojalá veas a la muerte morir en tu cama
Que su perfume pavoroso te venza y te envenene y te acuerdes de mí eternamente
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