¿Sabes una cosa? No tengo nada más que una vaga certeza... Pero soy mejor que todo eso. Yo sólo preciso de tu aprobación para sentirme, dejar de verme como una mala humana inhibida.
Me dan miedo tus palabras, lo mismo es para coserme la herida que es para hacer chillar hasta el alma de dolor, ¿quién va a perdonarte si no lo hago yo? Me dueles a veces, otras me rehabilitas de la mano como si ya tus manos no son más que otros besos que levantarían a un senil momificado. Si tocaras la mortaja se volvería campo. Si tocaras sus huecos ojos, volvería a brillar un iris en torno a ellos, y como si fueras el pincel que creó la vida, hasta el humo de la taza, el alma del café de donde saqué esta historia ridícula de muertes que nunca han ocurrido [excepto en mi corazón] me he dado cuenta de que gotean mis ojos, gotea la bebida sobre la cuchara, estamos todos tan al borde sin tu historia...
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