Ahora mismo tengo una de esas sensaciones que, si no se disipan, quedan como un quiste en el corazón.
Parece como si no quisiera nada más que joderme y desaparecer detrás de un agujero negro. Me duele hasta el alma de tanto negar las respuestas que ya sé.
Es como no querer aceptar la muerte a edad temprana o no, aceptar una enfermedad mortal, una gangrena, solo que los síntomas son sentir un dolor acojonante en el estómago cuyo desencadenante concluye en poner cara de imbécil y ponerse colorada.
Me siento tan vulnerable, oyendo una canción sobre un barco que se hunde como mis palabras de dureza de “no te enamores demasiado, por lo que no conozcas demasiado a alguien”
No mentí. Sólo quise hacerlo. Pero vaya putada.
Y sé que sé lo que siento, porque tengo una peculiar manera de sentir lo que siento.
Las pocas veces que he sentido esto me duele el brazo izquierdo un montón, como cuando te va a dar un infarto. Pero no. No me va a dar ninguno de esos. Lo que me va a dar esque mi corazón se va a parar un momento. Se va a volver loco. Y entonces no habrá vuelta atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario