miércoles, 25 de agosto de 2010

Mentiras. En una máscara de verdades.

Hola a todos. Antes de empezar quiero decirles que, hoy, a día 25 de agosto del año de nuestro Señor 2010, estoy muy sádica, cínica y vengativa. Si ven que escribo cosas raras, salgan despavoridos o sigan teniéndome lástima. Lo que quieran. Pero el cabreo se me ha subido a la cabeza. Y tengo que escribir lo mucho que siento ahora.
He sido la Sybil Vane de Dorian Gray. Un amor falso. Sustituido por hedonismos y creencias tan cínicas que el único capaz de entenderlas, sería realmente un asesino.
He sido una mentira.
Pero hay algo que... 
Realmente es cierto.
Todo el daño que he causado a los demás me ha venido todo junto, ese día, 20 de agosto. Todo el dolor. Me ha sido devuelto.


Después de que sucediera este Infierno, perdí mi hemofobia. La perdi y eso es bueno. Pero ahora se ha vuelto casi lo contrario. Me divierte la sangre. Mucho. El dolor es inminente en el recuerdo. Ella sangra. Mi alma. Se estremece de horror ante mi placer al ver tortura.
Tengo mucha sed. Mucha. De que la acción se vuelva contra lo que se me ha hecho.
Es una enfermedad.

Yo, en estos días, he estado MUERTA.
No estaba realmente, lo que se dice, en plenitud, viva.
Mi corazón aún se estaba curando. Y aveces era acuchillado de nuevo. Por nuevas reliquias escondidas de esta realidad de terror.

Tengo muchísimo miedo.
Tengo miedo a que esto siga en mí. La sed inútil de venganza.
Si ya sé que todo se le será devuelto ¿Por qué aún quiero que sufra?
Esto no es normal en mí.

Tengo miedo al dolor.
A la Ira.
Tengo miedo a estas sensaciones.


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