He sido la Sybil Vane de Dorian Gray. Un amor falso. Sustituido por hedonismos y creencias tan cínicas que el único capaz de entenderlas, sería realmente un asesino.
He sido una mentira.
Pero hay algo que...
Realmente es cierto.
Todo el daño que he causado a los demás me ha venido todo junto, ese día, 20 de agosto. Todo el dolor. Me ha sido devuelto.
Después de que sucediera este Infierno, perdí mi hemofobia. La perdi y eso es bueno. Pero ahora se ha vuelto casi lo contrario. Me divierte la sangre. Mucho. El dolor es inminente en el recuerdo. Ella sangra. Mi alma. Se estremece de horror ante mi placer al ver tortura.
Tengo mucha sed. Mucha. De que la acción se vuelva contra lo que se me ha hecho.
Es una enfermedad.
Yo, en estos días, he estado MUERTA.
No estaba realmente, lo que se dice, en plenitud, viva.
Mi corazón aún se estaba curando. Y aveces era acuchillado de nuevo. Por nuevas reliquias escondidas de esta realidad de terror.
Tengo muchísimo miedo.
Tengo miedo a que esto siga en mí. La sed inútil de venganza.
Si ya sé que todo se le será devuelto ¿Por qué aún quiero que sufra?
Esto no es normal en mí.
Tengo miedo al dolor.
A la Ira.
Tengo miedo a estas sensaciones.
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