domingo, 15 de abril de 2012

Dulce

Qué preciosa mañana barroca se ve desde mi ventana,
pero cada vez alumbra menos la estrella diurna
porque echo tan en falta tu presencia
que mi nostalgia apaga hasta  sus rayos más ardientes.
El Sol ignora mi desgracia sin tus ojos,
que me deslumbran más que todo el cielo junto.
Escucho el triste cello llorar conmigo en el Sarabande.
Los fantasmas del recuerdo me abrazan,
pero sigue sin notarse tu piel sobre mis manos,
tus labios sobre los míos,
ni los rayos del Sol sobre mi tez pálida.
No recuerdo el rosado de tus comisuras...si quiera el moreno
de tus cabellos, ¿no era así?
Hoy el cielo me traiciona y me juzga sin ti,
y me siento tan sola
que la luz del Sol se atenúa entre mis alboreas cortinas...

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