No voy a fingir felicidad. Eso no se puede. Siempre se detecta en unos ojos vacíos.
¡Te amo!
Y voy a ser feliz. Serlo. Voy a darte mis sonrisas hasta que me desplome de dolor de mejillas.
Hasta que decaiga de las carreras para abrazarte de una punta a la otra bajo nuestro cielo.
Voy a recordar todos esos cuentos...¡esas ilusiones de las que hacíamos castillos en el aire si hacía falta; con la metáfora!
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